Muchas veces renegamos del cine mexicano. Y muchas veces, tenemos razón en hacerlo. Con los años, la producción de cine en México ha aumentado su cantidad, cierto, pero todavía no encuentra como elevar y establecer su calidad. Sería injusto afirmar que las producciones recientes en el cine mexicano son de ínfima calidad. Desafortunadamente, parece ser que en lo único que los productores que quieren invertir son en comedias románticas repetitivas, aburridas, insulsas y que estiman que su audiencia es bastante torpe. El cine de otros géneros parece demasiado arriesgado. Y aunque es verdaderamente triste que el cine parece, a veces, una extensión de la mediocre programación televisiva, nunca perdemos la esperanza.
Hoy les traemos una lista diferente, de curiosidades dentro del cine de horror mexicano. De ninguna manera decimos que son malas cintas, simplemente diferentes. Curiosidades que sin duda tienen que ver
La Tía Alejandra
(1979, Dir. Arturo Ripstein)
Una anciana (la tía del título) se muda al hogar de su sobrino, su esposa y sus tres hijos, una familia de clase media que tiene algunas carencias económicas. La señora tiene mucho dinero, por lo que el sobrino y su esposa tratan de brindarle todas las comodidades y tratos para poder recibir su vasta herencia. La tía es una señora oscura, amargada, misteriosa, que provoca en los niños una naturalidad curiosidad. En realidad, la tía es una bruja quien primero trata de enseñarles el negro oficio a los niños pero pronto después empieza a desatar su venganza, ante las burlas, algún accidente y ciertas actitudes de la familia que simplemente no le parecen. Ripstein muestra mucho oficio en esta cinta, que aunque no tenga grandes secuencias de horror, posee una atmosfera incomoda, peligrosa, que avanza e intriga. Mucho se debe a la interesante (aunque muy sutil y simple) puesta en escena de Ripstein, así como la presencia de Diana Bracho y sobretodo de Isabela Corona, personificando a la tía Alejandra con un porte que intimida. Y desde luego, esos títeres que a muchos niños les quitaron el sueño durante años.
Sobrenatural
(1995, Dir. Daniel Gruener)
A principios de los noventa, el cine mexicano era un ente raquítico y casi agonizante. Y aunque existieron grandes ejemplos durante los primeros años de la década (Solo con tu pareja, Cabeza de Vaca, Lolo, Cronos, Hasta morir o incluso El Callejón de los Milagros) la producción no solo era muy limitada, también era casi ignorada por el público. Sobrenatural llamo de nuevo al público al cine, parte debido a su gigantesca campaña publicitaria (que venía, de quien más, de Televisa) y de una historia que resulto ser muy atractiva, quizá por lo diferente, quizá por ser una cinta de terror con estrellas de novelas. Como sea, la cinta contaba la historia de una mujer que, después de presenciar un asesinato que no tiene nada que ver con ella, resulta ser mucho más cercano, jugando con elementos de brujería, paranoia, desconfianza e infidelidad de pareja. Y aunque la cinta tarda en amarrar, la puesta en imágenes es de reconocerse, el uso de encuadres cerrados, ángulos picados, la iluminación solemne y movimientos que ciertamente no eran comunes en el cine mexicano. El desenlace es particularmente llamativo, tanto por la secuencia y conclusión, como por saber que viene de una televisora que jamás se arriesga.
Terror y encajes negros
(1985, Dir. Luis Alcoriza)
Para muchos, el cine mexicano de los 80 fue el tiro de gracia para la industria. A principios de la década, un grupo de empresarios (no productores de cine) encontraron un género que pedía una inversión mínima para ganancias máximas: La sexy-comedia, exitoso monetariamente unos años, pero alejo al público por completo. Cintas que contaban con los mismos actores en plan de machos desorientados, que incluían una cantidad innumerable de las llamadas “vedettes” que se desnudaban y complacían al macho a la menor provocación. En medio de esas producciones aparecían cintas, que aunque arrastraban algo de ese género, proponían un poco más y con los años, dan un aura de nostalgia y hasta momentos muy inspirados (Llámenme Mike del 82 era una delicia) Lo que sucede con Terror y Encajes Negros es algo extraño, la cinta toca algunas fibras de forma interesante y casi por accidente. Un matrimonio adinerado tiene problemas, la mujer (una joven y espectacular Maribel Guardia) se siente harta, prisionera, decepcionada, ante una marido macho (un espléndido y divertido Gonzalo Vega) que no le permite salir ni hablar con nadie, aun cuando él puede coquetear con las tres deslumbrantes vecinas (entre ellas Olivia Collins y Gabriela Goldsmith) En el mismo edificio vive un músico (Claudio Obregón) que tiene un extraño fetiche por el cabello femenino, así como una intolerancia a todo que lo lleva al extremo. La primera parte de la cinta parece, la verdad, una telenovela muy simplona, que se deja ver de todos modos. Para el desenlace, donde sí se recrea una atmosfera más peligrosa poniendo al asesino detrás de la bella joven, uno como espectador no puede más que desconectarse y disfrutar lo que está presenciando, donde si bien el músico intimida, las persecuciones se reducen a dar vueltas alrededor del mismo cuarto, durante una gran fiesta ochentera que sirve a modo de score y, que remedio, la protagonista perdiendo su ropa para quedar en un sensual conjunto negro (liguero y todo incluido) No es para nada una cinta mala, es solo una cinta curiosa, que pintaba una sociedad desdibujada, pero mucho más inocente.
El extraño hijo del sheriff
(1982, Dir. Fernando Durán)
Sí, la cinta es protagonizada por Mario Almada y sí, ya estamos viendo sus muecas. Ah, también estelariza Rosa Gloria Chagoyan (sí, Lola la trailera) ¿Siguen leyendo? Estupendo. Es una curiosidad más, pero que sin duda está situada muy por encima del olvido que le han puesto. El sheriff del pueblo (Eric del Castillo) es padre de dos gemelos que nacen con la malformación de estar pegados, a quienes el padre decide encerrarlos con cadenas en su casa. Tiempo después, aún con la idea de que los niños son malditos, decide llevarlos al doctor (Mario Almada) para separarlos y que puedan tener una expectativa de vida. La operación (que Mr. Almada lleva a cabo solo con la ayuda de un cuchillo) logra separarlos, pero uno de los gemelos pierde la vida. Su hermano y el padre llevan una vida más o menos normal, hasta que los rumores del homicidio del gemelo llegan a los oídos del pueblo quienes condenan a muerte al sheriff, justo para ser enfrentados ante el regreso del gemelo asesinado, quien, por supuesto, busca venganza en contra de su padre, su hermano, el doctor y quienes se le crucen. Sin duda, tanto la presencia del efectivo pero menospreciado Almada es suficiente para revisar esta curiosidad que, aunque con secuencias a veces risibles, tiene un aura de horror-comedia involuntaria-nostalgia que pocos (son pocos los que la han visto) han podido resistir. Ah y por supuesto aquel momento en que el doctor pretende exorcizarle el diablo al niño. Tienen que verlo para creerlo.
Vacaciones de Terror
(1989, Dir. Rene Cardona III)
No lo nieguen. Muchos pasaron sus infancias aterrorizados con esta, seamos honestos, la más ridícula de las cintas que forman parte de la lista. Era el sonido, era la casa, era la muñeca. Pero no podíamos no incluirla. Es el placer culpable del cine de horror mexicano. Sí, es una cinta mala, pero es tan mala que es disfrutable. Además de ser una descarada adaptación al cine de Mario Bava. Una familia compra una casa de campo que antes fue terreno donde algunas personas descubrieron y quemaron a una bruja, quien jura venganza antes de arder en llamas. La niña pequeña de la familia encuentra una muñeca en su curioso paseo por la casa, dicha muñeca tiene el espíritu de la bruja. Afortunadamente para todos, Pedrito Fernández tiene un amuleto indio contra espíritus que salvara el día. Yo sé que el título de mejores cintas de terror mexicanas no aplica necesariamente a esta cinta, que en su momento, siendo creativos y justificando, era considerada una de las cintas más terroríficas estrenadas. El tiempo pasó y la revelo como lo que es, una autoparodia con elementos de horror que sin embargo, contaba con mucho empuje. Cardona era un entusiasta del cine de horror, quien intento sin mucho éxito hacer del género algo popular y lucho por más producciones del tipo. La cinta lo muestra, la trama (que quizá se beneficia del cine de Bava) es por momentos interesante hasta ser interrumpida por diálogos alarmantemente malos. Pero vamos, la muñeca es la estrella del espectáculo. Y vaya que por sí misma, era un espectáculo muy aterrador.
¿Recuerdas alguna otra?