La niña no duda en declarar con una frialdad impresionante cómo sus padres la tienen que encerrar en su cuarto con llave porque disfruta maltratando a su hermano, y cómo afirma sin tapujos que mataría “a puñaladas con un cuchillo” a sus padres adoptivos por la noche.
Su frialdad era impresionante
La historia de Beth fue bastante cruel desde el inicio de su vida: cuando sólo era una pequeña bebé de un año de edad, falleció su madre quedando desprotegida y a merced de la maldad de su padre, quien abusaba sexualmente de ella; además, la dejaba sin comer por largos periodos de tiempo. Algunos niños que son víctimas de abuso a muy temprana edad mantienen ocultas estas terribles experiencias, no fue el caso de Beth, quien lo exteriorizó en forma de violencia que no ocultaba.
Este video de su declaración es espeluznante
Según el doctor que se encargó de atender la salud mental de Beth, Ken Magid, hay niños que sufren de tal maltrato que no establecen contacto con otras personas, razón por la cual no tienen conciencia sobre el bien o el mal, tampoco se ha desarrollado la confianza y mucho menos el amor, de ahí que lastimen o asesinen sin ningún remordimiento.
Beth no sentía culpa ni remordimiento
A los seis años de edad, sus padres adoptivos, desesperados por la conducta nada usual de Beth con su hermano biológico John – que también fue adoptado por el matrimonio -e incluso temiendo por su propia seguridad, decidieron acudir al doctor Magid, quien después de escuchar a la pequeña decidió enviarla a una residencia especial con niños en situación similar a ella; la intención era crear en Beth una conciencia e incluso crear una nueva autoestima; todo esto para permitirle ser consciente de lo que es bueno y lo que es malo.
¡Y lo lograron!
Poco a poco la pequeña fue mejorando y por fin tuvo una percepción del bien y del mal, queriéndose a sí misma; iba a la escuela sin que los demás niños le temieran, daba de comer a los animales, dejó atrás el maltrato, “las cicatrices de su corazón iban sanando”, según comentó su terapeuta Nancy, quien más tarde la adoptaría.
Hoy, la vida de Beth es una vida feliz
Beth es actualmente una enfermera neonatal, quien acaba de ganar un premio de excelencia por su trabajo; sus colegas suelen externar comentarios de amor llenos de palabras positivas. Dejó atrás un crudo pasado y ahora es un ejemplo a seguir. Además, viaja alrededor del mundo impartiendo charlas sobre educación para padres y profesionales sobre el cuidado de los infantes con un trastorno reactivo al apego, una condición psiquiátrica que personalmente pudo vencer.