En los tiempos donde conectarse a Internet significaba dejar a tu mamá sin las llamadas de tus tías, existió una red social que fue el origen de muchas cosas: Metroflog. Puede ser considerado el abuelo de Instagram, y era un blog fotográfico donde nadie sabía escribir bien y todos se tomaban fotos desde arriba. Fue un tiempo oscuro, iluminado sólo por los flashes de cámaras compactas en espejos sucios. Como toda civilización necesita un líder, Mónica Murillo fue la reina de Metroflog.
Con el tiempo esta red desapareció y con ella la fama de Mónica, que se esparció después por otro veterano de las redes: Hi5, y más tarde a Facebook, con miles de perfiles falsos que sólo reciclaban las fotos que ya habíamos visto en Metroflog acompañados de un cartel con dedicatorias. La reina había sido hundida junto con su barco, pero como en toda buena película de barcos, reinos antiguos y zombies: revivió al tercer día.
